La Tierra posee fuerzas internas, como los choques de las placas, que ocasionan cambios en la corteza terrestre; estos cambios son lentos y solo se logran percibir luego del transcurso de un tiempo prolongado.
También existen fuerzas externas, como el viento, el agua, el hielo, los seres vivos, entre otros, que modelan y dan forma al relieve.
Las principales formas de relieve son: volcanes, sierras, llanuras, mesetas, colinas, montañas, montes y depresiones. Cada una posee características diferenciadas, por ejemplo una meseta es una elevación en la
corteza relativamente plana. Una depresión es una superficie terrestre situada en un nivel inferior que la superficie vecina.
Se obtiene un mejor conocimiento del relieve terrestre gracias a la Geografía, ciencia que describe los distintos tipos de lugares que existen, explica por qué son así, analiza cómo se relacionan los distintos
lugares entre sí e imagina cómo pueden evolucionar.
El ser humano desde hace muchos años se ha interesado por conocer y estudiar a fondo las formas del relieve y la dinámica de sus cambios. Esto le permite prevenir las amenazas y estar en armonía con la naturaleza.
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